jueves, 29 de abril de 2010

RUTA DE LA CONQUISTA DE GRAN CANARIA



Desde la Villa de Tunte, saliendo del centro escolar, por la Manzanilla nos dirigimos al Molino de Abajo de Fataga, por el camino real de Tunte a Fataga.

1ª Estación: Tecnología de los molinos de agua en el Molino de Abajo de Fataga.

Por el camino real de Fataga a Los Sitios nos adentraremos en La Caldera de Tirajana.

2ª Estación: Interpretación de la formación geológica de La Caldera o Depresión de Tirajana desde la Degollada.

Bajaremos por el camino real practicando el Salto del Pastor hasta El Sitio de Arriba.

3ª Estación: El Asedio de Ansite.

Desde El Sitio de Arriba, pasando por el Sitio de Abajo y La Sorrueda, iremos hacia La Fortaleza.

4ª Estación: El Ciclo de la Caña de Azúcar y el Ciclo del Agua.

Beñesmén en La Fortaleza: Juegos Autóctonos y actividades lúdicas.

martes, 27 de abril de 2010

PRESA DE LA SORRUEDA

LA CONQUISTA DE CANARIAS

Conquista de las Islas Canarias

La conquista de las Islas Canarias por parte de la Corona de Castilla se llevó a cabo entre 1402 y 1496. Se pueden distinguir dos periodos en este proceso: la Conquista señorial, llevada a cabo por la nobleza a cambio de un pacto de vasallaje, y la Conquista realenga, llevada a cabo directamente por la Corona, durante el reinado de los Reyes Católicos.

Los contactos mantenidos durante la Antigüedad clásica entre el mundo mediterráneo y Canarias, quedaron interrumpidos a partir de la decadencia y posterior caída del Imperio Romano de Occidente. Eso no quiere decir que las islas permanecieran en un absoluto aislamiento del exterior o que no se tuviera alguna información sobre ellas. Durante la Edad Media, las primeras informaciones sobre las Islas Canarias las aportan fuentes árabes que se refieren a islas atlánticas que bien pudieran ser las Canarias. Lo que sí parece evidente es que este conocimiento no supone una alteración del aislamiento cultural de los aborígenes.

A partir de finales del siglo XIII, menudean las visitas de europeos al archipiélago. Las razones de este redescubrimiento fueron:

• La expansión económica de algunas regiones de Europa (Génova, Reino de Aragón, Reino de Castilla, Portugal) y la necesidad que éstas tenían de establecer rutas seguras hacia Oriente, en busca de la seda y las especia, y hacia el interior de África, en busca de oro y esclavos, que evitaran los territorios controlados por los turcos en el Mediterráneo oriental.

• Desarrollo de nuevas técnicas de navegación (brújula, astrolabio, timón axial, coca-carabela) y el desarrollo de la cartografía a través de los portulanos, en uno de los cuales, el Atlas Catalán del mallorquín Abraham de Cresques, de 1375, aparecen representadas las Islas Canarias con sus nombres actuales.

• Motivos ideológicos y políticos: las monarquías del sur de Europa estaban en una fase expansiva. En el caso de los reinos de la Península Ibérica, la expansión territorial respondía a la dinámica de lucha y reconquista frente a los musulmanes. Por lo tanto la expansión territorial suponía el reforzamiento del poder real, imbuido todo por un espíritu de cruzada en defensa del Cristianismo.
La primera visita documentada fue la de Lanceloto Malocello que, en 1312 se estableció en Lanzarote, permaneciendo en ella durante casi veinte años.
Después de esta visita, el conocimiento que se tiene en Europa sobre las Islas aumenta. La información aportada por los primeros visitantes y la documentación cartográfica, especialmente el Atlas Catalán anteriormente señalado, facilitó las arribadas, unas, las menos, tuvieron un carácter misionero, como fue el establecimiento de una comunidad franciscana en Telde entre 1350 y 1391, pero otras, la mayoría tuvieron un carácter económico, básicamente la captura de esclavos para ser vendidos en los mercados europeos.

En el siglo XIV compiten por el control de Canarias genoveses, catalano-mallorquines, castellanos y portugueses. En el siglo siguiente esta competencia quedó reducida a Castilla y Portugal.


La conquista de Canarias



Jean de Béthencourt.

La conquista de Canarias se llevó a cabo entre 1402 y 1496. No fue una empresa sencilla en lo militar, dada la resistencia aborigen en algunas islas. Tampoco lo fue en lo político, puesto que confluyeron los intereses particulares de la nobleza (empeñada en fortalecer su poder económico y político mediante la adquisición de las islas) y los estados, particularmente Castilla, en plena fase de expansión territorial y en un proceso de fortalecimiento de la Corona frente a la nobleza.
Para su estudio, los historiadores distinguen dos periodos en la conquista de Canarias:

• Conquista señorial. Se conoce con este nombre a la conquista llevada a cabo por la nobleza, en beneficio propio y sin una participación directa de la Corona, que otorga el derecho de conquista a cambio de un pacto de vasallaje del noble conquistador hacia la Corona. Distinguiremos dentro de ella la conocida como Conquista Betancuriana o Normanda, llevada a cabo por Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle entre 1402 y 1405 y que afectó a las islas de Lanzarote, El Hierro y Fuerteventura. La otra fase se conoce como Conquista Señorial castellana, llevada a cabo por nobles castellanos que se apropiaron, mediante compras, cesiones y matrimonios, de las primeras islas conquistadas e incorporaron la isla de La Gomera hacia 1450.

• Conquista realenga. Este término define a la conquista llevada a cabo directamente por la corona de Castilla, durante el reinado de los Reyes Católicos quienes armaron y en parte financiaron la conquista de las islas que faltaban por dominar: Gran Canaria, La Palma y Tenerife. En el año 1496, llegó la conquista a su fin con el dominio de la isla de Tenerife, integrándose el Archipiélago Canario en la Corona de Castilla. La conquista realenga tuvo lugar entre 1478 y 1496.


La conquista señorial castellana

La etapa betancuriana finalizó en 1418, cuando Maciot vendió sus dominios y los derechos de conquista sobre el resto de las islas al conde de Niebla. A partir de este momento la intervención de la corona castellana se acentuó. Entre 1418 y 1445 las islas estuvieron sometidas a permutas y divisiones. Finalmente Hernán Peraza “el Viejo” y sus hijos, Guillén Peraza, fallecido en un asalto a la isla de La Palma (de cuya muerte ha quedado una emotiva endecha), e Inés Peraza, se quedaron con las islas conquistadas y con los derechos de conquista de las que faltaban. Tras la muerte de su hermano, Inés y su marido Diego García de Herrera se convirtieron en los únicos señores de las islas hasta 1477, fecha en la que ceden La Gomera a su hijo Hernán Peraza “el Joven”, y los derechos de conquista de La Palma, Gran Canaria y Tenerife a la Corona de Castilla.

Durante esta etapa se integró al señorío de los Peraza-Herrera la isla de La Gomera, que no fue conquistada militarmente sino incorporada mediante acuerdo de Hernán Peraza “el Viejo” con algunos de los bandos aborígenes insulares que aceptaron la autoridad del castellano. El dominio de la isla, no obstante, no estuvo exento de revueltas fruto de las arbitrariedades de los señores de la isla con los gomeros. El último, en 1488, provocó la muerte del señor de la isla, Hernán Peraza, cuya viuda, Beatriz de Bobadilla y Ossorio tuvo que solicitar ayuda a Pedro de Vera, conquistador de Gran Canaria, para sofocar la rebelión. La represión posterior provocó la muerte de dos centenares de rebeldes y la venta como esclavos de otros tantos en los mercados peninsulares.

La conquista realenga

El segundo periodo de la conquista de Canarias presenta las siguientes características que la diferencia del periodo anterior:


Los Reyes Católicos.

• La dirigió y armó la Corona castellano-aragonesa de los Reyes Católicos.
• La financiación de la empresa corrió por cuenta de la Corona y de particulares interesados en la explotación económica de los recursos de la isla.
• Afectó a las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, las más pobladas y las que ofrecían mejores perspectivas económicas.
• En las tres islas, pero especialmente en Gran Canaria y Tenerife, los aborígenes mostraron una clara y prolongada resistencia a la conquista.
Conquista de Gran Canaria (1478 - 1483)

Podemos distinguir tres etapas en la conquista de Gran Canaria:

a) Etapa inicial, junio - diciembre de 1478. El 24 de junio de 1478, desembarcó en La Isleta, la expedición mandada por Juan Rejón y el deán Bermúdez, representante del obispo del Rubicón, Juan de Frías, uno de los financiadores de la conquista. Ese día, junto a Guiniguada, se fundó el Real de Las Palmas. Pocos días más tarde tuvo lugar en las proximidades del Real el primer enfrentamiento en el que los isleños fueron derrotados. Esta victoria inicial les proporcionó a los castellanos el control de la esquina noreste de la isla.
b) Resistencia aborigen y divisiones castellanas, desde finales de 1478 hasta 1481. La resistencia aborigen en el interior montañoso de la isla, la falta de hombres y medios materiales y las desavenencias internas en el bando conquistador, constituyen las principales marcas de este periodo.
La destrucción del almogarén de Humiaga, al pie del Risco Blanco, por Pedro Hernández de Cabrón, siendo acorralado por los canarii, solicitando con sus plegarias a Diossu salvación, construyó la ermita de San Bartolomé en agradecimiento (24-08-1479)

Durante esta etapa, Juan Rejón fue destituido por orden de los Reyes Católicos. Su lugar lo ocupó Pedro Fernández de Algaba, que fue posteriormente ejecutado por orden del destituido Rejón. El nombramiento de Pedro de Vera como nuevo gobernador de la isla y la detención de Juan Rejón, puso fin a los conflictos internos que se habían prolongado hasta 1481.

c) Final de la resistencia aborigen y conquista de la isla, 1481-1483. Pedro de Vera, ahora jefe indiscutido de los castellanos, reemprendió la conquista del interior de la isla y el guanartemato de Gáldar. Contó para ello con la llegada de nuevos refuerzos humanos aportados por Diego García de Herrera, que envió un numeroso contingente de gomeros. Se producen las victorias castellanas en la Batalla de Arucas en la que cae el líder aborigen, Doramas. La captura de Tenesor Semidán, guanarteme de Gáldar, por parte de Alonso Fernández de Lugo, será un factor decisivo para la culminación de la conquista. Tenesor Semidán fue enviado a Castilla, donde fue bautizado con el nombre de Fernando Guanarteme y, tras firmar con Fernando el Católico el Pacto de Calatayud, se convirtió en un fiel y valioso aliado de los conquistadores, cuya actuación ha sufrido diversas valoraciones por los analistas de la historia: traidor a la causa aborigen para unos, hábil negociador que logró salvar muchas vidas, para otros. Finalmente, el 29 de abril de 1483, después del asedio de Ansite, en Amurga (Tirajana), con el acuerdo de entregar a Arminda después de recogida la cosecha. Bentejui y Tazarte no aceptaron la rendición, al grito de Atis Tirma, decidieron morir antes de entregarse.

EL ASEDIO DE ANSITE

EL 29 DE ABRIL 1483: EL ASEDIO DE ANSITE

Durante siglos se divulgando la falsa idea de la desaparición de lo pueblos amazigh de Canarias, de los diversos pueblos que desde el Norte de África poblaron las distintas islas del Archipiélago: Los auaritas de La Palma, los guanches de Tenerife, los gomeros de La Gomera, los bimbaches de El Hierro, los Majos de Lanzarote, los Mahoreros de Fuerteventura y los canarii de la Gran Canaria.

En la actualidad, las investigaciones científicas en genética, los trabajos genealógicos y las fuentes históricas demuestran, sin vaguedad alguna, la pervivencia genética prehispánica entre los canarios y canarias del siglo XXI.

Es manifiesto que la realidad cultural entre los canarios y canarias de final del siglo XV y nosotros, los naturales del Archipiélago al inicio del siglo XXI, han variado. El mestizaje y la imposición de una cultura europea, con la aculturación amazigh que ello conlleva, ha influido en las diferencias mencionadas.

La dinastía Semidán, que gobernaba la isla de Gran Canaria durante el siglo XV, antes de la incorporación de la isla a la corona de Castilla, fue fundada por Atindamana y Gumidafe. Entre sus descendientes destaca Artemi, que venció a Jean de Béthencourt en su intento de ocupar la isla de los canarii. Desde los intentos normandos de ocupación de la isla de Gran Canaria, hasta la incorporación a la corona de Castilla (1483), trascurrieron casi un siglo, donde los descendientes de la dinastía Semidán dirigirán la resistencia.

La decisión de los Reyes Católicos, en el año de 1477, de realizar directamente la conquista de las islas todavía sin conquistar (Gran Canaria, La Palma y Tenerife), lo que denominamos conquista realenga, y la muerte de los dos guanartemes que gobernaban cada uno de los dos guanartematos que existían en la Isla (Telde y Gáldar), influirá de forma decisiva en la vida de Bentejuí, Arminda y Tenesor Semidán, descendientes los tres de Gumidafe y Atindamana.

La muerte de Bentagoyhe (1476), guanarteme de Telde, y de Egonayga, guanarteme de Gáldar, sobre el año de 1479, influirá en la vida de Bentejuí, Arminda y Tenesor Semidán. La minoría de edad de los hijos de los dos guanartemes, Bentejuí y Arminda, fue aprovechada por su pariente Tenesor Semidán para hacerse con la regencia. La captura de este último y su conocimiento del poderío castellano, facilitó la incorporación de la Isla a la Corona de Castilla. Con el Tratado de Calatayud (1481), firmado por los Reyes Católicos y el recién bautizado Fernando Guanarteme (Tenesor Semidán), reconoce como rey de Canaria al último, constituyendo un documento que afianza el reconocimiento de nuestra nacionalidad histórica.

Las estrategias de Tenesor Semidán y de Bentejuí son totalmente distintas. El primero, después de ser capturado, busca con el reconocimiento de la soberanía castellana sobre la Isla el respeto a sus derechos dinásticos, reconocidos en el Acuerdo de Calatayud, que se manifiestan en la distribución de los bancos de la iglesia de Santiago de los Caballeros de Gáldar, ocupando la familia Guanarteme un lugar privilegiado junto al Gobernado o Corregidor de Gran Canaria, recibiendo, al mismo tiempo, la Data de Guayedra.


Bentejuí, tutelado por el guaire Tazarte, por la minoría de edad de éste, se enfrentará abiertamente, hasta las últimas consecuencias, a la invasión castellana.Tazarte, guaire de Artevirgo, fue el protector de Bentejuí después de la muerte del Guanarteme el Bueno, Egonaiga. Se opuso a los planteamientos de Tenesor Semidán, e intentó la unificación de los dos guanartematos con el casamiento entre Bentejuí y Arminda, que se encontraba con el grupo que resistían la presión invasora.

Ante el avance de las tropas lideradas por el gobernador Pedro de Vera, se trasladan por el interior de la isla, al ser sitiados por los vizcaínos de Miguel de Muxica en Ajódar, logran vencerlos utilizando la orografía, incluso estuvieron a punto de vencer a Pedro de Vera, que es socorrido por Fernando Guanarteme, e impide el triunfo total de los canarii, que hubiera supuesto, por lo menos, una mayor resistencia a la ocupación castellana. Sin duda el papel de Fernando Guanarteme fue clave para la rápida incorporación de la isla de Gran Canaria.

Desde Ajódar, ante la retirada de los invasores, los canarios se dirigen al Bentayga, contando con una fuente en el lugar para resistir el asedio. Desde el Bentayga toman rumbo a Tirajana.

En Titana (La Fortaleza) son asediados, rindiéndose parte de los canarios. Tazarte y Bentejuy reemprenden la huida hacia Fataga y Ansite.

En Amurga, durante el asedio de Ansite, donde se divisa la necrópolis de Arteara, de sus antepasados, Tazarte se despeña al grito de Atis Tirma. Fernando Guanarteme negocia para que se le respete la vida y la libertad de los ahí refugiados. Bentejuy, al igual que su mentor Tazarte, decide riscarse. La existencia del pago de Los Sitios (sitiados) al pie de Amurga, nos hace ver que ahí estuviera el último refugio de los canarios.

Ansite no fue una batalla, fue un asedio. Ansite no está en La Fortaleza, es la zona de Amurga. La muerte de Tazarte y Bentejuy es la muerte de los líderes que apostaron por la resistencia, no es la batalla que dio pie a la ocupación castellana. Con el Tratado de Calatayud el reino de Castilla reconoce los derechos del rey de Canaria, reconoce los derechos del pueblo canario.